En Misa conmemorativa, miembros de órdenes religiosas recuerdan al Papa Francisco

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Junto a los miembros del Colegio Cardenalicio, mujeres y hombres pertenecientes a órdenes religiosas rindieron homenaje al Papa Francisco, quien era jesuita, y agradecieron a Dios por su vida y ministerio.

El cardenal Ángel Fernández Artime, quien fue pro-prefecto del dicasterio que asiste a las órdenes religiosas, fue el celebrante principal de la Misa en la Basílica de San Pedro el 3 de mayo, el octavo día del "novendiali" -- los nueve días de luto oficiales marcados con misas por el Papa fallecido.

Tras la procesión de entrada, la hermana Mary T. Barron, superiora de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, habló sobre el apoyo y la confianza del Papa Francisco en las religiosas.

"Su pontificado fue una luz para todas nosotras", dijo. "Brilló con fuerza, recordándonos la llamada del Evangelio a salir al mundo, entre la gente y en medio de todo lo que Dios creó, para servir, curar y acompañar a los más necesitados".

Celebrando esta Eucaristía en su memoria, damos gracias por su corazón de pastor, por su visión y por la profunda confianza que depositó en las mujeres consagradas", dijo. "Prometemos llevar adelante la misión que nos confió de ser la caricia de nuestro amoroso Dios creador, especialmente para los que sufren, de ser el fuego que enciende otros fuegos y de vivir nuestras vidas para el Señor, para la humanidad y para toda la creación De Dios".

El padre Mario Zanotti, secretario general de Unión de Superiores Generales, habló después de la hermana Barron. "Francisco ha sido un Papa cercano, que nos ha escuchado y a veces, con palabras fuertes, incluso nos ha sacudido de nuestras certezas y de algunos de nuestros hábitos revestidos de religiosidad".

"En un tiempo de incertidumbre y fragilidad, Francisco nos invitó con fuerza y con un entusiasmo contagioso a llevar con confianza a Dios a los hombres y mujeres de nuestro tiempo para que pudieran experimentar su misericordia a través de la cercanía, la escucha, el aprendizaje del lenguaje del otro y el compartir sus sufrimientos y sus alegrías", dijo.

La Misionera de la Consolata Sor Simona Brambilla, prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica bajo el Papa Francisco, leyó la primera lectura en la Misa. Y mujeres y hombres pertenecientes a órdenes religiosas leyeron las oraciones de los fieles. El padre jesuita Cristóbal Fones, director internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, cantó un himno de postcomunión en español.

Los principales concelebrantes en el altar fueron el cardenal brasileño João Braz de Aviz, ex prefecto del dicasterio, y el padre Arturo Sosa, superior general de los jesuitas.

En su homilía, el cardenal Fernández Artime, un español de 64 años que dirigía la orden salesiana en todo el mundo cuando el Papa Francisco le nombró cardenal en 2023, dijo que el Papa Francisco "sabía que era muy querido por el pueblo de Dios y sabía que los miembros de las diferentes formas de vida consagrada le querían, rezaban por su ministerio y por él personalmente, por la Iglesia y por el mundo".

Todo bautizado está llamado a ser testigo de Cristo resucitado, dijo el cardenal, pero "los consagrados y consagradas hemos recibido esta vocación, esta llamada al discipulado que nos pide dar testimonio del primado de Dios con toda nuestra vida".

"Esta misión es particularmente importante cuando, como hoy en muchas partes del mundo, experimentamos la ausencia de Dios o olvidamos demasiado fácilmente su centralidad", dijo el cardenal.

El Papa Francisco pidió a los consagrados y consagradas "ser los centinelas que vigilan durante la noche y saben cuándo llega el amanecer", dijo. "Nos pidió tener un corazón y un espíritu lo suficientemente puros y libres para reconocer a las mujeres y hombres de hoy como nuestras hermanas y hermanos, especialmente a los más pobres, los últimos, los descartados".