San Juan Pablo II sirvió incansablemente a la Iglesia y abrazó al mundo entero, dice el cardenal Parolin

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Durante su largo y fructífero pontificado, San Juan Pablo II abrazó al mundo entero, que una vez más necesita su bendición, dijo el cardenal Pietro Parolin.

"Bendícenos, Santo Padre Juan Pablo II. Bendice a la Iglesia del Señor en su camino, para que sea peregrina de esperanza. Bendice a esta humanidad lacerada y desorientada, para que encuentre el camino de regreso a su dignidad y a su vocación más elevada, para que conozca las riquezas de la misericordia y del amor de Dios", dijo el cardenal durante una Misa conmemorativa en la Basílica de San Pedro el 2 de abril, en el vigésimo aniversario de la muerte del difunto pontífice polaco.

Cientos de fieles asistieron a la Misa, entre ellos la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, una pequeña delegación gubernamental en representación de Polonia, así como cardenales y obispos residentes en Roma y diplomáticos acreditados ante el Vaticano.

El cardenal polaco jubilado Stanislaw Dziwisz, que fue secretario personal de San Juan Pablo II desde 1966 hasta la muerte del Papa en 2005, saludó y dio las gracias a todos los presentes.

“Nuestros corazones están con el Santo Padre Francisco”, que no pudo asistir ya que continúa recuperándose en su residencia, dijo el cardenal polaco. "Sabemos que en este momento está espiritualmente unido a nosotros".

“Oramos por su salud, para que el Señor le dé la fuerza que necesita para guiar a la Iglesia peregrina en este Año Jubilar, bajo la bandera de la esperanza en estos tiempos difíciles para la Iglesia y también para el mundo”, dijo el cardenal polaco.

El Papa Francisco había enviado al cardenal Dziwisz una carta antes de su hospitalización, el 14 de febrero, en la que expresaba sus deseos de un Año Santo lleno de paz vivido en un espíritu de esperanza y ofrecía sus bendiciones a todos los que participaran en los actos del 2 de abril.

El cardenal Parolin, quien comenzó a servir en la Secretaría de Estado Vaticana bajo el mandato del difunto Papa Juan Pablo II a partir de 1986, pronunció la homilía, que recordó el legado y la espiritualidad del Papa polaco, cuyo pontificado de más de 26 años fue el tercero más largo de la historia.

El Papa Juan Pablo II exclamó "con una fuerza impresionante desde la primera e inolvidable homilía en la inauguración de su pontificado: 'No tengan miedo. Abran de par en par las puertas a Cristo'", que sabe lo que la humanidad está llamada a ser y señala el camino hacia la vida eterna, dijo el cardenal.

Esa solida convicción permitió al difunto Papa a “dirigirse no sólo a los fieles católicos, sino también a los pueblos y a los gobiernos”, instándoles a que “que fueran conscientes de sus responsabilidades en la defensa de la justicia, de la dignidad de la persona humana, de la paz”, dijo.

“Recordamos con gratitud y admiración su incansable servicio a la paz, sus apasionadas exhortaciones, sus iniciativas diplomáticas para intentar hasta el final evitar las guerras”, incluso cuando atravesaba momentos difíciles de su vida y “ya era evidente la fragilidad de sus fuerzas físicas”, dijo el cardenal Parolin.

San Juan Pablo nunca se rindió, dijo, incluso cuando “muchos de sus llamados y advertencias desgraciadamente quedaron sin escuchar, como sucede incluso con los grandes profetas”.

Otro sello inolvidable del legado del Papa Juan Pablo II, dijo, fue el gran Año Santo del 2000 y su introducción de la Iglesia y el mundo en el tercer milenio.

El Papa invitó a la Iglesia a hacerse a la mar con confianza y a echar sus redes con la nueva evangelización, dijo.

“Sus palabras siguen inspirándonos y resuenan en las de su sucesor Francisco, en este nuevo jubileo”, que también ve a los fieles de la iglesia adentrarse en “aguas turbulentas, pero siempre peregrinos de esperanza”, dijo, “guiados por el sucesor de Pedro y asistidos por el Espíritu Santo”.

Como los "innumerables peregrinos que acuden continuamente a esta Basílica y piden su intercesión ante el altar donde reposa su cuerpo", el cardenal Parolin rezó para que el santo siga bendiciendo a todos los fieles, a la Iglesia y a la humanidad, para que todos conozcan la misericordia y el amor de Dios.

Tras la Misa, los dignatarios se dirigieron a la tumba de San Juan Pablo II para orar. El cardenal Dzivisz colocó una vela blanca encendida sobre el altar y cuatro representantes de Polonia depositaron un gran ramo de rosas rojas y blancas, los colores de la bandera polaca, junto a la tumba, que estaba adornada con muchas flores.

El cardenal Baldassare Reina, vicario pontificio de Roma, leyó una oración en la que pidió que el santo bendijera a los jóvenes del mundo y a los fieles para que fueran “incansables misioneros del Evangelio hoy”.

“Bendice a cada familia”, dijo, subrayando cómo el Papa advertía contra "el asalto de Satanás contra esta preciosa chispa del cielo que Dios ha encendido en la tierra. Haznos fuertes y valientes en la defensa de la familia".

“Oren por el mundo entero, marcado por tantas injusticias y lacerado por guerras absurdas, que convierten el mundo en un sangriento campo de batalla, libradnos de la guerra, que es siempre una derrota para todos”, dijo el cardenal Reina.