Veinte años trabajando por las comunidades vulnerables al otro lado del mundo

(OSV News) -- El compromiso por ayudar a los demás ha llevado a Carla Fajardo a trabajar con Catholic Relief Services -- la agencia de ayuda internacional de la Iglesia católica estadounidense -- en seis países. Luego de 20 años de liderar proyectos de trabajo humanitario con CRS en países de África Occidental, Fajardo ahora está en Guatemala, donde continuará la labor de esta organización católica que impacta las vidas de miles de personas alrededor del mundo.

"Todos queremos vivir en paz, todos queremos dejar un mejor mundo a nuestros hijos, todos tenemos esa ambición de vivir dignamente", dijo de su razón para servir a los demás.Lo que ella siempre busca, dijo, es que la gente "tenga acceso a recursos, que tenga equidad y pueda ejercer sus derechos y participar en la toma de decisiones sobre sus vidas".

Fajardo nació en Ayacucho, Perú, y estudió sociología en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Debido al conflicto armado interno que se desató en su país en la década de los 80, sintió la necesidad de ayudar de alguna forma, como muchas veces lo hizo su padre, quien se desempeñó en el campo de la ayuda humanitaria.Al terminar su maestría en resolución de conflictos regresó a Perú y lideró la Unidad de Reparación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Concluido este trabajo, se trasladó con su esposo a Uganda. "Cuando llegué me di cuenta de que uno puede contribuir desde diferentes ángulos", afirmó Fajardo. "Es ahí donde empieza mi carrera en el ámbito de la cooperación internacional".Fajardo cuenta que, a su llegada a Uganda en 2005, donde había un conflicto del norte con el The Lord's Resistance Army. "Era un conflicto muy difícil porque reclutaba a niños y además era muy violento", relatóElla empezó una consultoría con Catholic Relief Services en un proyecto de CRS que trabajaba con el conflicto en el norte de Uganda para la reinserción de jóvenes que habían sido parte de este grupo rebelde. Allí ella pudo conocer un poco más de la cultura porque para la reincorporación de gente que ha pasado por un trauma tan difícil, "tienes que pasar por la parte social y cultural".Con ese nuevo conocimiento, Fajardo luego fue a Burundi para trabajar en temas de reconciliación y cohesión social. "En Burundi empezaron a haber acuerdos de paz, había todo un proceso de justicia transicional que se estaba gestando y eso me seguía interesando mucho por mi experiencia en Perú", dijo.

Para finales de 2007, Fajardo se fue a trabajar con otra organización en Nepal, donde se enfocó en comisiones de desaparecidos y reparaciones para víctimas del conflicto, dijo. En 2009 su esposo empezó un trabajo con CRS en Chad y ella volvió a la agencia para adelantar trabajo humanitario con la población refugiada proveniente de Sudán.

De 2012 a 2015 Fajardo y su familia estuvieron en Haití. Allí trabajó en temas de educación, negociación entre el gobierno y los diferentes partidos políticos. "De ahí surge una oportunidad porque CRS tenía un programa de liderazgo que estaba preparando a personas que tenían potencial para el cargo de director de país", explicó.

Fue así como Fajardo llegó a ser representante del país en Senegal, Gambia, Guinea Bissau y Mauritania, de 2015 a 2019. En agosto de 2019, asumió como directora de país en Madagascar. "Es un país hermoso con una flora y fauna que no encuentras en ninguna otra parte del mundo, pero también es un país muy vulnerable ante desastres naturales", explica Fajardo, quien a su llegada vivió de primera mano la grave sequía que se había prolongado por muchos años y que generó, según explica, una situación casi de hambruna al sur de la isla.Al panorama, ya complejo para esta población, se sumó la pandemia del COVID. "Empezamos a ver cómo hacíamos, creativamente, para no dejar a más un millón de personas sin la capacidad de tener algo que llevarse a la boca", comentó Fajardo, quien habló de la importancia de trabajar en equipo para ayudar a quienes necesitan apoyo.

En Madagascar, Fajardo y su equipo -- que para junio de este año llegaba a las 830 personas -- trabajaron en proyectos de agua y saneamiento, salud pública, reforestación y mejores prácticas agrícolas para contrarrestar los efectos del cambio climático, pues, como explica Fajardo, la frecuencia de los ciclones ha aumentado a tal punto que en dos meses seis ciclones azotaron la región el año pasado.

En agosto, Fajardo asumió como directora regional de CRS Latinoamérica y el Caribe donde continuará su compromiso social por medio de esta organización católica."Volver a Latinoamérica me hace muy feliz porque quiero devolver todo lo que yo he aprendido y trabajar más con los míos", concluyó Fajardo. "Latinoamérica tiene muchos desafíos, pero también tiene una gran capacidad local. Tenemos la posibilidad de hacer grandes cosas porque tenemos gente que es muy capaz y preparada".