Jesús da a los fieles la fuerza para luchar contra la tentación, escribe el Papa

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El diablo, que miente y siembra divisiones, pone a prueba a todos, incluso a Jesús, dijo el Papa Francisco en una homilía escrita.

Satanás trata de convencer a la gente de que no se puede alimentar a los hambrientos, que "ni los ángeles (no) nos auxilian en las desgracias. En todo caso, el mundo está en manos de poderes malignos, que aplastan a los pueblos con la altanería de sus cálculos y la violencia de la guerra", dijo en la homilía.

Pero el Señor ha abierto un nuevo camino de liberación y redención, escribió el Papa, por lo que cuando los fieles son puestos "a prueba", no tiene por qué terminar en fracaso. "Siguiendo con fe al Señor, de vagabundos nos convertimos en peregrinos".

La homilía preparada por el Papa Francisco fue leída por el cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en la Misa de clausura del Jubileo del Mundo del Voluntariado, el 9 de marzo en la Plaza de San Pedro.

Era la tercera Misa del Año Santo a la que no asistía el Papa Francisco tras ser hospitalizado el 14 de febrero por dificultades respiratorias y diagnosticársele después una neumonía bilateral y otras infecciones respiratorias. Sin embargo, su presencia espiritual en la Misa estuvo representada por una gran pancarta de tela con su escudo papal que colgaba del balcón central de la basílica.

Miles de voluntarios, entre ellos religiosos y religiosas cuyo carisma incluye ofrecer caridad, llenaron la plaza, que estaba iluminada por las chaquetas y equipos de neón y fluorescentes que llevaban las distintas asociaciones locales, nacionales e internacionales. Sus vestimentas amarillas, azules, naranjas y rojas brillantes creaban un arco iris vibrante con las vestimentas moradas de los prelados que concelebraban la Misa.

El Papa saludó a los voluntarios en su homilía preparada, leída por el cardenal. Les dio las gracias por seguir el ejemplo de Jesús sirviendo al prójimo sin escatimar esfuerzos.

Su entrega, generosidad y compromiso al ayudar a los necesitados, escribió, "infunde esperanza en toda la sociedad. En los desiertos de la pobreza y de la soledad, tantos pequeños gestos de servicio gratuito hacen germinar brotes de una nueva humanidad; ese jardín que Dios ha soñado y que sigue soñando para todos nosotros".

La mayor parte de la homilía del Papa fue una reflexión sobre la lectura del Evangelio del primer domingo de Cuaresma y la tentación del diablo a Jesús en el desierto durante 40 días.

"Reflexionemos sobre el hecho de que también nosotros somos tentados; pero no estamos solos, con nosotros está Jesús, que nos abre la senda a través del desierto. El Hijo de Dios hecho hombre no se limita a darnos un modelo en el combate contra el mal; sino mucho más aún, nos da la fuerza para resistir a sus asaltos y perseverar en el camino", escribió el Papa.

"El Señor está con nosotros y nos cuida, sobre todo en el lugar de la prueba y del recelo, es decir, cuando se alza la voz del tentador", escribió. El diablo, que es el padre de la mentira, separa y divide; "mientras Jesús es el mediador que une a Dios y al hombre".

"El diablo, en efecto, susurra a nuestros oídos que Dios no es verdaderamente nuestro Padre, que en realidad nos ha abandonado", escribió. Sin embargo, "mientras el demonio quisiera hacernos creer que el Señor está lejos de nosotros, conduciéndonos a la desesperación, Dios se acerca aún más a nosotros, dando su vida para la redención del mundo".

"Nosotros, frente a la tentación, algunas veces caemos; todos somos pecadores", escribió el Papa Francisco. "Pero la derrota no es definitiva, porque Dios nos levanta de cada caída con su perdón, infinitamente grande en el amor. Nuestra prueba, por tanto, no termina con un fracaso, porque en Cristo somos redimidos del mal".

"Atravesando el desierto con Él", escribió el Papa Francisco, "Jesús mismo abre para nosotros esa nueva vía de liberación y de rescate".