Escuchen y confíen en los fieles laicos, dice el Papa a los miembros del sínodo
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El Papa Francisco dijo a los miembros del sínodo sobre la sinodalidad que deben respetar y honrar la fe de todos los católicos bautizados, incluidas las mujeres, confiando en "el santo pueblo fiel de Dios" que sigue creyendo incluso cuando sus pastores actúan como dictadores.
"Me gusta pensar en la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de Dios)", dijo a los participantes en la asamblea del Sínodo de los Obispos el 25 de octubre.
En una intervención fuera de lo común cuando la asamblea se acercaba a su conclusión, el Papa Francisco dijo a los miembros que confiaran en la fidelidad de las personas a las que escucharon en la preparación del sínodo durante los últimos dos años. (Normalmente, el Papa acostumbra no dar discursos durante este sínodo y deja que otros participantes sean los que compartan sus opiniones.)
"Una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo", en la creencia, como enseñó el Concilio Vaticano II, dijo.
"Lo explico así: 'cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel", dijo el Papa.
Para ilustrar a lo que se refería, el Papa Francisco compartió la "historia o la leyenda" del Concilio de Éfeso del siglo V cuando, según cuenta la historia, las multitudes se alinearon en las calles gritando en coro a los obispos "Madre de Dios", pidiendo que declararan como dogma "esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de Dios".
"Algunos dicen que tenían palos en las manos y se los mostraban a los Obispos", añadió el Papa. "No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida".
"El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios" tiene un alma, una conciencia y un modo de ver la realidad, dijo.
Todos los cardenales y obispos del sínodo, dijo, proceden de ese pueblo y han recibido la fe de él, normalmente de sus madres y abuelas.
"Y aquí me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino", dijo.
"Esto no sólo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan", dijo, sino también porque "son las mujeres las que saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo, pero corajudas".
Fueron las mujeres discípulas, después de todo, las que al amanecer "se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que puede haber algo de vida", dijo.
"Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales", dijo el Papa.
Recordó a los miembros del sínodo un discurso pronunciado en la asamblea por la hermana Liliana Franco Echeverri, miembro de la Compañía de María y presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos/as (CLAR), quien habló sobre el servicio, el compromiso y la fidelidad constantes de las mujeres católicas a pesar de enfrentarse a menudo a la exclusión, el rechazo y el maltrato.
"El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor", la Iglesia, dijo el Papa. "Esclaviza al santo pueblo fiel de Dios".
El Papa Francisco describió que cuando la Iglesia parece una empresa de servicios variados o "supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional" se ve "la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo". Diciendo que es motivo de "pena y escándalo", el Papa describió el "escándalo" de una escena de sacerdotes jóvenes entrando a las sastrerías eclesiásticas de Roma "probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes".
Sin embargo, dijo, "el pueblo de Dios, el santo pueblo fiel de Dios, sigue adelante con paciencia y humildad soportando los desprecios, maltratos y marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado".