El Papa a los confesores, fieles: Perdonen siempre, como Dios
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- El perdón, recibido libre y constantemente de Dios, es una "condición fundamental" para los cristianos que debe ser practicada y transmitida a los demás, dijo el Papa Francisco."El perdón es el oxígeno que purifica el aire contaminado por el odio, el perdón es el antídoto que cura los venenos del rencor, es el camino para calmar la rabia y sanar tantas enfermedades del corazón que contaminan la sociedad", dijo el Papa antes de rezar el Ángelus con unas 20.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro el 17 de septiembre.Reflexionando sobre la lectura del Evangelio del día de San Mateo, en la que Jesús le dice a San Pedro que perdone a su hermano no siete sino 77 veces, el Papa Francisco dijo que la respuesta de Jesús muestra que "cuando se perdona no se calcula, que está bien perdonar ¡todo y siempre!".
Las personas están llamadas a actuar "como hace Dios con nosotros, y como está llamado a hacer quien administra el perdón de Dios: perdonar siempre", dijo. "Esto lo digo mucho a los sacerdotes, a los confesores: perdonad siempre como perdona Dios".
El Papa Francisco continuó su reflexión fijándose en la parábola evangélica en la que un siervo, absuelto de una deuda por su señor, envía a la cárcel a un compañero por no haberle devuelto una suma menor. Más tarde, el siervo es castigado por el amo por su falta de misericordia.
Como el amo que canceló la deuda de su siervo por compasión, dijo el Papa, Dios "actúa por amor y por gratuidad".
"Dios no se compra, Dios es gratuito, es todo gratuidad", dijo el Papa. "No podemos repagarle pero, cuando perdonamos al hermano o la hermana, lo imitamos".
"Perdonar no es por tanto una buena acción que se puede hacer o no hacer: perdonar es una condición fundamental para quien es cristiano", afirmó. "Perdonándonos unos a otros, podemos dar testimonio (de Dios), sembrando vida nueva a nuestro alrededor".
A continuación, el Papa Francisco invitó a la multitud presente en la Plaza de San Pedro a pensar en alguien que les haya hecho daño y a pedir a Dios la fuerza para perdonar a esa persona. "Perdonémosles por amor al Señor. Hermanos y hermanas, esto nos hará bien; devolverá la paz a nuestros corazones", dijo.
Después de rezar el Ángelus, el Papa mencionó su viaje a Marsella, Francia, del 22 al 24 de septiembre para una reunión de obispos y líderes gubernamentales de la región mediterránea, una reunión que, dijo, prestará "especial atención al fenómeno de la migración".
Al final de una semana en la que unos 7.000 migrantes llegaron a la pequeña isla italiana de Lampedusa, desbordando los centros de acogida y los recursos humanitarios disponibles, el Papa Francisco dijo que la migración "representa un desafío que no es fácil, como vemos también en las crónicas de estos días, pero que debe ser afrontado juntos, en cuanto que es esencial para el futuro de todos, que solo será próspero si se construye sobre la fraternidad, poniendo en el primer puesto la dignidad humana, las personas concretas, sobre todo las más necesitadas".