El Espíritu Santo hace a los cristianos mansos, no prepotentes, dice el Papa
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Los cristianos, fortalecidos e iluminados por el Espíritu Santo, están llamados a desarrollar la mansedumbre necesaria para anunciar el Evangelio a todos, dijo el Papa Francisco.
Así como el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, transformó sus corazones y les infundió un "valor sereno" para compartir su experiencia de Jesús, el Papa dijo que los católicos de hoy que recibieron el don del Espíritu en el bautismo y la confirmación están llamados a desarrollar un impulso misionero similar.
"Desde la 'habitación superior' de esta basílica, como los apóstoles, también nosotros somos enviados a proclamar el Evangelio a todos", dijo el Papa Francisco en su homilía de la Misa de Pentecostés en la Basílica de San Pedro el 19 de mayo. "Somos enviados al mundo no sólo geográficamente, sino también más allá de las fronteras de raza y religión para una misión verdaderamente universal".Sin embargo, dijo, los cristianos están llamados a evangelizar a través del "poder y la mansedumbre" del Espíritu, "no con arrogancia e imposición".
"Los cristianos no son prepotentes", dijo; "su fuerza es otra: la fuerza del Espíritu".
Mientras el Papa Francisco presidía la Misa, el cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, era el celebrante principal en el altar, que actualmente está rodeado de andamios debido a las obras de restauración del baldaquino que se alza sobre él.
Revestido de rojo, el Papa dijo que los cristianos deben compartir incansablemente el Evangelio como lo hicieron los apóstoles, no "con cálculo y astucia, sino con la energía que nace de la fidelidad a la verdad que el Espíritu nos enseña en nuestros corazones y hace crecer dentro de nosotros".
De ese modo, continuó, "nos rendimos al Espíritu, no a las fuerzas del mundo".
El Papa Francisco dijo que, envalentonados por el Espíritu Santo, los cristianos no deben dejarse "intimidar por las dificultades, el escarnio o la oposición", sino proclamar la paz, la solidaridad, la vida y la fidelidad a quienes actúan en discordancia con el Evangelio.
"Al mismo tiempo, nuestro anuncio busca ser amable (y) acoger a todos", dijo. "No olvidemos: a todos, todos, todos".
A continuación, el Papa animó a los cristianos a recordar la parábola de Jesús del gran banquete, en la que un rey pide a sus siervos que inviten a cenar a todos los que encuentren, "buenos y malos".
"Que el Espíritu nos dé la fuerza para salir y llamar a todos con esa mansedumbre", rezó el Papa. Y "que nos dé la mansedumbre de acoger a todos".
Tras la Misa, el Papa Francisco rezó el "Regina Coeli" con los visitantes que llevaban ponchos para la lluvia y paraguas en la mano en una lloviznosa plaza de San Pedro.
"El Espíritu Santo es aquel que crea la armonía", dijo el Papa a los visitantes tras la oración. "Y la crea a partir de realidades diferentes, a veces conflictivas".
El Papa Francisco rezó para que el Espíritu Santo aumente la "comunión y fraternidad de los cristianos de las distintas confesiones" y para que el Espíritu dé a los gobernantes "la valentía de realizar gestos de diálogo que lleven a poner fin a las guerras, las muchas guerras de hoy".
El Papa lamentó las numerosas guerras que tienen lugar en el mundo y rezó especialmente por la región ucraniana de Kharkiv, escenario de un nuevo asalto ruso en los últimos días, así como por Palestina e Israel.
El Papa Francisco rezó para "que el Espíritu Santo lleve a los responsables de las naciones y a todos nosotros a abrir puertas de paz".
"Hoy, solemnidad de Pentecostés, oremos al Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, para que cree armonía en los corazones, armonía en las familias, armonía en la sociedad, armonía en el mundo entero", dijo.