byPor Justin McLellan, Catholic News Service
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CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Mientras la Iglesia Católica y los cristianos en general experimentan una intensa persecución en Nicaragua, el Papa Francisco expresó su aliento y apoyo a las personas que viven bajo el régimen autoritario del país.
"Al amado pueblo de Nicaragua: les animo a renovar su esperanza en Jesús", dijo después de rezar el Ángelus el 25 de agosto. "Recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más altos".
La semana anterior, el gobierno nicaragüense revocó el estatus legal de 1.500 organizaciones sin ánimo de lucro que operaban en el país, muchas de ellas iglesias cristianas, así como organizaciones caritativas católicas y congregaciones religiosas. La Asamblea Nacional de Nicaragua también aprobó el 20 de agosto nuevas medidas fiscales que requerirían a iglesias y organizaciones religiosas de todas las confesiones a pagar impuestos. Además, durante las tres primeras semanas de agosto, nueve sacerdotes católicos fueron detenidos en Nicaragua y exiliados a Roma.
"Que la Virgen Inmaculada los proteja en los momentos de prueba y los ayude a sentir su ternura materna; que Nuestra Señora acompañe al amado pueblo de Nicaragua", rezó el Papa con los visitantes en la Plaza de San Pedro.
El Papa Francisco también expresó su solidaridad con las miles de personas afectadas por los brotes de viruela del mono, declarada "emergencia de salud pública de importancia internacional" por la Organización Mundial de la Salud el 14 de agosto. Según cifras de la organización de la ONU actualizadas el 22 de agosto, se han producido 3.562 casos de viruela del mono en 2024, con el resultado de 26 muertes. Doce países han notificado casos de viruela del mono, siendo el brote más agudo en el Congo.
"Rezo por todas las personas contagiadas, especialmente por la población de la República Democrática del Congo tan probada", dijo el Papa. "Expreso mi cercanía a las Iglesias locales de los países más afectados por esta enfermedad y aliento a los gobiernos y a las industrias privadas a que compartan la tecnología y los tratamientos disponibles, para que a nadie le falte una asistencia médica adecuada".
Haciendo un gesto a la gran cantidad de visitantes vestidos de negro bajo el sol de agosto, el Papa Francisco saludó a los nuevos seminaristas que estudian en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma y les deseó "un buen camino formativo".
"También les deseo que vivan su sacerdocio con alegría, porque la verdadera oración nos da la alegría", dijo.La nueva promoción del Pontificio Colegio Norteamericano está formada por 38 seminaristas: 36 de Estados Unidos y dos de Australia. Para el año académico 2024-25, un total de 113 hombres de 51 diócesis y eparquías se prepararán para el sacerdocio en el colegio, siendo la archidiócesis de Washington la que cuenta con el mayor número de seminaristas matriculados.
En su discurso principal, el Papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día de San Juan en la que los seguidores de Jesús se escandalizan después de que dijera: "Yo soy el pan que ha bajado del cielo". Muchos de los discípulos de Jesús le abandonaron después de oír esto porque lo que decía era demasiado difícil de entender.
Pero "las elecciones de Jesús van a menudo más allá de la mentalidad común, más allá de los cánones mismos de la religión institucional y de las tradiciones, hasta el punto de crear situaciones provocadoras y embarazosas", dijo el Papa Francisco.
"No es fácil seguirlo", añadió. "Tampoco para nosotros es fácil seguir al Señor, comprender su modo de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos".
"Tampoco para nosotros es fácil. Pero, cuanto más nos acercamos a Él -- cuanto más nos adherimos a su Evangelio, recibimos su gracia en los Sacramentos, estamos en su compañía en la oración, lo imitamos en la humildad y en la caridad --, más experimentamos la belleza de tenerlo como Amigo, y nos damos cuenta de que solo Él tiene 'palabras de vida eterna'", dijo el Papa.