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Feb. 29 2024

Si bien las recientes conversaciones con los cárteles no lograron un pacto de paz, los obispos mexicanos permanecen abiertos al diálogo

byDavid Agren, OSV News

Mexican Archbishop Carlos Garfias Merlos of Morelia speaks with reporters at his residence Feb 25, 2024. He considers “all dialogue possible,” including with drug cartel bosses to calm conflictive parts of Mexico, but says the conditions are lacking in his region. (OSV News photo/David Agren)



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MORELIA, México (OSV News) -- La noticia sorprendió a México: Cuatro obispos del estado de Guerrero reconocieron a mediados de febrero que se habían reunido con jefes de los cárteles de la droga para negociar una posible tregua

Las conversaciones no lograron producir un acuerdo de paz, pero lograron un acuerdo de que el cártel cesaría los ataques al transporte público, ataques que a menudo se llevan a cabo por falta de pago de demandas de extorsión.

Aún más sorprendente, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador respaldó las acciones de los obispos y dijo en su conferencia de prensa del 15 de febrero: "Lo veo muy bien. Creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz".

Un sacerdote familiarizado con las conversaciones, el padre José Filiberto Velázquez, dijo a los medios mexicanos el 22 de febrero que las dos pandillas más importantes de Guerrero, Los Tlacos y La Familia Michoacana, llegaron a una tregua, pero que la Iglesia no había participado en las negociaciones finales.

"Tal vez influyó en lo que hemos hecho nosotros, pero pues el mérito se lo llevan ellos", dijo a Aristegui Noticias, un sitio web de noticias.Los sacerdotes han mediado durante mucho tiempo en disputas a lo largo de América Latina, interviniendo como interlocutores en una posición única entre poblaciones predominantemente católicas.

Pero la noticia de la intervención de los obispos en Guerrero, que se extiende al sur de la Ciudad de México, refleja el deterioro de la situación de seguridad en amplias zonas del país, junto con percepciones de que el Estado no controla el territorio y acusaciones de que los políticos están en connivencia o están siendo intimidados. por los cárteles de la droga.

"Ha habido esta nulidad del estado con respecto (a) que la gente tenga paz y tranquilidad, entonces esos cuatro obispos de Guerrero fueron a ver a los narcos", dijo a OSV News una fuente familiarizada con las conversaciones.

"El Gobierno tiene los recursos, tiene los medios y pueden dialogar con ellos (líderes de las agrupaciones) para que haya una tregua y haya paz, pero parece que nos han dejado solos", dijo el obispo José de dijo Jesús González de Chilpancingo-Chilapa, que sirve a la capital del estado de Guerrero, Chilpancingo, en comentarios publicados el 15 de febrero por el periódico Reforma.

Posteriormente han surgido historias de sacerdotes que actúan como mediadores con grupos criminales en otras partes de México. El obispo auxiliar Máximo Martínez de Toluca dijo a los periodistas el 19 de febrero que los sacerdotes de las regiones rurales de la arquidiócesis al oeste de la Ciudad de México se habían reunido con jefes de los cárteles de la droga.

"A todos se les llama, unos asisten y otros no, pero a los que asisten (son) bienvenidos, y los que están sobre todo en lugares de más violencia, pues (los sacerdotes) les hacen un llamado, a los de la violencia, a regresar y a buscar los caminos para construir la paz", dijo el obispo Martínez.

El presidente López Obrador, que ha tenido una relación distante con los obispos de México, dijo que los sacerdotes habían participado en conversaciones en el estado occidental de Michoacán y otras partes de México.

El arzobispo Carlos Garfias de Morelia, cuya provincia episcopal cubre Michoacán, un estado acosado por conflictos entre cárteles, dijo que no tenía conocimiento de ninguna conversación en curso con grupos criminales.

"No creo que haya condiciones en este momento para tener diálogo ni mediación" en Michoacán, dijo a OSV News, aunque agregó que "todo diálogo es posible".

"Hay que exponer claramente el objetivo del diálogo", continuó. "No tenemos la coordinación adecuada entre la iglesia, las autoridades y la sociedad civil. Cuando podamos tener una relación y una comunicación fluida entre nosotros y podamos crear unidad y paz entre la sociedad civil y las autoridades ... las iglesias podremos buscar un diálogo con la delincuencia".

La noticia de la participación de los obispos en la negociación de un acuerdo en Guerrero llegó en el preludio del inicio de las campañas electorales presidenciales de México el 1 de marzo. La amenaza de violencia acecha a las campañas y más de una docena de personas vinculadas a las campañas ya han sido asesinadas, según el periódico El País.

El obispo Salvador Rangel, quien se jubiló como obispo de Chilpancingo-Chilapa en 2022, dijo al periodista Carlos Loret que muchos candidatos en Guerrero estaban "respaldados por narcotraficantes" y tenían probabilidades de ganar terreno "debido al apoyo y la influencia que ejercen sobre la población".

El obispo se reunía periódicamente con jefes de los cárteles de la droga durante su estancia en Chilpancingo en un intento de pacificar su diócesis, que estaba plagada de conflictos por el cultivo y procesamiento de la amapola.

Le dijo a Catholic News Service en una serie de entrevistas anteriores que intervino habitualmente para lograr la liberación de las víctimas de secuestro y detener los intentos de extorsión y ataques a los conductores de autobuses. También describió la dinámica cambiante del crimen en Guerrero, diciendo que las drogas sintéticas como el fentanilo hicieron caer el precio de la amapola, lo que llevó a los cárteles de la droga a intensificar las extorsiones.

El obispo Rangel también discrepó con la estrategia de seguridad declarada por el presidente de "abrazos, no balazos", diciendo: "Los narcos se están aprovechando de esta benevolencia".

El obispo González y los otros prelados en las conversaciones: el arzobispo Leopoldo González de Acapulco, el obispo Dagoberto Sosa de Tlapa y el obispo Joel Ocampo de Ciudad Altamirano instaron a la acción del gobierno.

En una declaración publicada el 18 de febrero en X, los prelados dijeron: "A nuestros gobernantes les pedimos que superen cualquier actitud de indiferencia ante aquellos que los eligieron para gobernar y eviten ser rebasados por aquellos que intentan apoderarse del ánimo, de la vida económica y del futuro de nuestros municipios".

Los sacerdotes en Guerrero continúan trabajando en medio de la violencia, aunque esto presenta desafíos como no poder llegar a algunas comunidades debido al conflicto, pueblos enteros desplazados por la fuerza y jefes criminales que quieren ser padrinos en los bautismos.

En una entrevista con OSV News, el padre Velázquez dijo que ministrar en Guerrero es como ser "un capellán de guerra".

"Significa llevar lo sagrado al momento de dificultad, lo sagrado al momento de la oscuridad", dijo. "Es el sacrificio de Cristo, el sufrimiento, en medio del sufrimiento de hombres y mujeres con la esperanza de la resurrección, la esperanza de que van a estar mejor".

- - - David Agren escribe para OSV News desde la Ciudad de México.- - -

BREVE: MORELIA, México (OSV News) -- La noticia sorprendió a México: Cuatro obispos del estado sureño de Guerrero reconocieron a mediados de febrero que se habían reunido con jefes de los carteles de la droga para negociar una posible tregua. Las conversaciones no lograron producir un acuerdo de paz, pero lograron un acuerdo de que el cártel cesará los ataques al transporte público, ataques llevados a cabo a menudo por falta de pago de demandas de extorsión. Aún más sorprendente, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador respaldó las acciones de los obispos y dijo en su conferencia de prensa del 15 de febrero: "Lo veo muy bien. Creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz". Un sacerdote familiarizado con las conversaciones, el padre José Filiberto Velázquez, dijo a los medios mexicanos el 22 de febrero que las dos pandillas más importantes de Guerrero, Los Tlacos y La Familia Michoacana, llegaron a una tregua, pero que la iglesia no había participado en las negociaciones finales. "Tal vez influyó en lo que hemos hecho nosotros, pero pues el mérito se lo llevan ellos", dijo a Aristegui Noticias. El arzobispo Carlos Garfias Merlos de Morelia, cuya provincia episcopal cubre Michoacán, un estado acosado por conflictos entre cárteles, dijo que no tenía conocimiento de ninguna conversación en curso con grupos criminales. "No creo que haya condiciones en este momento para tener diálogo ni mediación" en Michoacán, dijo, y agregó: "Todo diálogo es posible". La noticia de la participación de los obispos en la negociación de un acuerdo en Guerrero llegó en el preludio del inicio de las campañas electorales presidenciales de México el 1 de marzo.